lunes, 10 de agosto de 2015

Old Boy


                    

La deshumanización del hombre


Una vez más, la venganza. Un tema de gran recurrencia en la historia del cine. No son pocas las ocasiones en las que el “ojo por ojo” ha sido retratado en la gran pantalla. Prueba de ello la podemos hallar en numerosos ejemplos; desde justicieros insaciables de la talla de Charles Bronson (en buena parte de su filmografía), hasta los más recientes verdugos moralizantes, como es el caso de Gerard Butler (Un ciudadano ejemplar; F. Gary Gray 2009), pasando por figuras paternales que se convierten en matones, sin vacilar, cuando de proteger a la familia se trata (véase a Liam Neeson, en la saga Venganza).

El caso de Old Boy (2003, Corea del Sur), sin embargo, merece la mención de atipicidad dentro de este género. Ello por dos razones; en primer lugar, porque Park Chan-wook nos presenta un film turbador, innovador y mucho más creíble (dentro de lo increíble del caso) que sus predecesores. La historia comienza relatando la angustiosa situación a la que es arrastrado un hombre de negocios, al ser víctima de un secuestro. Y no es para menos, pues el cautiverio le deparará 15 años de aislamiento de la sociedad. Atormentado por la confusión, a la desesperada, intenta encontrar respuestas a la realidad de la que es preso, a la vez que este procedimiento va devorando las entrañas de su ser; en segundo lugar, porque la narración logra captar (de manera progresiva) al espectador, hasta el punto de hacerlo partícipe del grotesco drama, de la lucha, de las decisiones y del desenlace.

Las casi dos horas de metraje parecen desvanecerse a ritmo de una efímera hipnosis; una sensación de embriaguez visual que se mantiene hasta el punto final. Decir que Old Boy se limita a ser una historia de un secuestrador que trata de vengarse de su cautivo es quedarse en la superficie. Chan-wook profundiza, de manera eficaz, en los más recónditos rincones de la mente, y se sumerge en las más escabrosas conductas humanas; los inesperados giros que va experimentando la trama a través de los personajes erizan el vello de los menos susceptibles.

En cuanto a las interpretaciones, destaca la brillantez que adquiere la dualidad protagonista. Por un lado, Dae-su (encarnado por Min-sik Choi), en el que trascienden varios momentos: el primero, que mina poco a poco su salud mental, al ser privado de la imprescindible relación con su entorno social; el segundo, que da paso a que se desate su instinto más primitivo y animal; y, en fin, un tercero en el que acontece su derrumbamiento psicológico. Por otro lado, Lee-Woojin (al que da vida Yu Ji-tae) que evoluciona desde la incógnita de lo impasible en un primer momento, hasta una “plena desnudez” al destapar la verdad a su víctima en pleno desenlace.

Estéticamente, Old Boy es impecable, con auténticos momentos dignos de admiración, como la estancia en la habitación durante 15 años, la pelea (con grandes tintes de neo-noir) y el definitivo encuentro entre ambos personajes.

Una historia de hombres que se vuelven monstruos, y de monstruos que claman por la redención de sus almas. Cruda hasta la médula, pero imprescindible para comprender cuán desdibujados pueden llegar a ser los límites de lo “moral” y lo “justo”. Una narración bien articulada con un brutal e impactante desenlace que helará el corazón de más de uno. 


 Corea del Sur. 2003  T.O: Oldeuboi - Oldboy aka . Director: Park Chan-wook . Guión: Park Chan-wook, Hwang Jo-yoon, Im Joon-hyung (Cómic: Nobuaki Minegishi). Música: Cho Young-wuk. Fotografía: Chung Chung-hoon. Productora: Show East Co. Ltd. Reparto: Choi Min-sik, Yu Ji-tae, Kang Hye-jeong, Ji Dae-han, Oh Dal-su, Kim Byeong-ok,Lee Seung-Shin, Yun Jin-seo. Duración: 120 min. Género: Thriller. Intriga



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