Cenit postapocalíptico
por Fco. Javier López
Cuando se reinventa una franquicia ochentera hay que andarse con ojo. El
precedente no juega a su favor: en su mayoría, retornan a nuestras pantallas
con mucho bombo, poca cosa que contar y miles de nostálgicos decepcionados. El
mismísimo George Miller pecó al exponer su Mad Max a las demandas comerciales
de una época en el culmen de su trilogía de oro. Mad Max: Más allá de la cúpula
del trueno (1985) optó por comulgar con el "estilo Spielberg" que
monopolizaba sin piedad el cine palomitero de entonces, relegando una de sagas
de acción más kitsch y únicas de su tiempo a un producto impersonal y tristemente
accesible.
Ya han pasado treinta años desde entonces, y la sintomática del -mal-
blockbuster actual aún guarda algunos de los tics de aquella época. Aun así,
Miller hace oídos sordos y, muy seguro de sí mismo y su producto, decide lanzar
a las salas la cuarta parte de su ópera postapocalíptica. ¿El resultado? Un
portento.
Mad Max: Furia en la carretera (2015) es una película sobre la que cuesta
discurrir. Cuesta, en primer lugar, porque hacía tiempo que no nos enfrentábamos a
un realizador con tanto que decir y aportar sobre el medio en el cine comercial.
Miller sabe lo que se hace, y es difícil aportar algo en el medio escrito porque su visión es prácticamente irrebatible: es un esteta conceptual, un tipo que conoce y ama el lenguaje del
medio y lo aprovecha hasta sus últimas. La película va definiéndose en imágenes
(¡y qué imágenes!), haciendo evolucionar a sus personajes por sus actos (imponente esa Imperator Furiosa y su cuadrilla) y consumando sus arcos en
enormes secuencias de acción. No sólo apuesta por el lenguaje del medio y por
la acción como mecanismo narrativo, sino que lo eleva a la enésima potencia
convirtiéndolo en el motor principal de la trama.
George Miller comenzó este proyecto trabajando storyboards y fantaseando con
potenciales planos. Se nota. Mad Max: Furia en la carretera no es sólo una
nueva entrega de la saga: es la extinción de un conglomerado de sueños húmedos
sobre el valor de la imagen, un festival, una celebración de todo lo que supone
hacer una película de acción que se vale de ésta para construir una narrativa
orgánica, potente. Se empeña en romper las reglas de sus anteriores entregas (como es habitual en la saga) sin renunciar a su legado, contando con un
generoso número de referencias a las películas originales. Al usar el género y
la imagen como el verdadero motor de la historia (algo que parece tan evidente
y casi nadie hace), la ovación a éste es inherente y es difícil contemplar
cualquier secuencia sin sentir que estás en una suerte de cenit visual y
narrativo del blockbuster actual.
No tiene cabida hacer un ranking o hablar de “la mejor película de
acción desde…” porque Mad Max: Furia en la carretera responde a una mirada
atrás muy particular. Mejor dejémoslo en una afirmación contundente: la
cantinela meta del ‘what a lovely day' no iba de farol. Merece la pena
celebrar este día.
Australia, 2015. T.O.: Mad Max: Fury Road. Director: George Miller. Guión: Nick Lathouris, Brendan McCarthy, George Miller. Fotografía: John Seale. Reparto: Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne, Angus Sampson, Zoë Kravitz, Rosie Huntington-Whiteley, Nathan Jones, Riley Keough, Abbey Lee, Courtney Eaton, Josh Helman, Megan Gale, Melissa Jaffer, Stephen Dunlevy. Productora: Kennedy Miller Productions / Icon Productions. Duración: 120 min. Género: Acción. Ciencia Ficción | Futuro postapocalíptico.
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