Shine bright like a diamond
AVISO: SPOILERS
AVISO: SPOILERS
Por Fco. Javier López
Céline Sciamma apuntaba que el detonante que le llevó a trabajar en una
película que abordara la realidad afroamericana en Francia fue, valga la
redundancia, la propia contemplación de esa realidad. La directora francesa,
muy interesada en tratar temas universales en situaciones excepcionales
(ejemplo de ello es su anterior película, Tomboy (2011)), decide hacer un
retrato imparcial de la adolescencia desde una perspectiva sociológica, tomando
una situación vigente para construir una diégesis que actúa como reflejo de una
realidad social y personal.
La primera parte de 'Girlhood' conjuga a la perfección sus dos
aspiraciones. Nos habla del sentimiento de pertenencia, de la pérdida de oportunidades
y de la búsqueda -y transgresión- de los límites. Sciamma nos presenta una
película que marca sin vaselina los puntos de giro con una intención muy
clara: describir el punto y aparte de las etapas de la protagonista. La banda
sonora hace acto de presencia tras terminar los pulsos fundamentales de la vida
de Marieme (Karidja Touré), la pantalla se queda en total oscuridad y vuelve a
la luz con la certeza de que ha empezado algo nuevo. Este mecanismo narrativo
encaja como un guante con la película, que juega a hacernos sentir y ponernos
en los ojos del personaje principal. La asunción de estas reglas hace que la
cinta tenga una unidad muy poderosa: transcribe la intensidad y la
idiosincrasia del fantástico grupo protagonista en un tratamiento narrativo y
estético que se aleja de la crudeza realista de este tipo de dramas sociales,
alcanzando su clímax en la escena de la habitación del hotel al ritmo de
Diamonds de Rihanna.
Por otra parte, en su vertiente más social, la película nos habla del
rol de la mujer en un mundo conflictivo, lleno de tabúes y de normativa no
escrita. Sciamma demuestra un fuerte compromiso al retratar los momentos de insumisión, de las intenciones de transcender y estar por encima de todos los
estigmas sociales a los que se enfrenta el grupo de amigas. Todo esto se
refleja muy bien en el momento en el que aparece la ex-miembro de la pandilla
habiéndose rendido ante el arquetipo del que pretenden escapar: el de la madre
asentada y responsable que vive habiendo asumido el rol que el mundo quiere que
desempeñe. La película, con mucha inteligencia, rebaja el tono en este momento
y nos lo muestra de manera sobria: otro reflejo de una realidad. El tratamiento
sólo "vuela" cuando nos habla de las ilusiones, de la intención de
arriesgar de las protagonistas. Una forma muy elegante de exponer su discurso.
Se ha hablado mucho de que la segunda parte de la película es algo más
floja que la primera, y puede que con bastante atino. Marieme se aleja de su
grupo de amigas y empieza una lóbrega etapa de su vida, relegada a trabajar
para un traficante de drogas ladino y machista. El film pasa de reivindicar las
ganas de transgredir unas normas a mostrarnos, de forma reposada, un intento
desesperado por estar por encima de los juicios morales que nacen fruto de esa
transgresión. Y aunque el discurso funciona, la narración de esta segunda parte
puede resultar más confusa que la de la primera y quizás, algo carente de la
fuerza de aquella hasta que llega el -brillante- final.
Aún con todo, Girlhood es un acercamiento muy recomendable a una
perspectiva social, maravillosamente compensada con unas ideas universales muy
interesantes sobre la adolescencia y la madurez.
Francia, 2014. T.O.: Bande de Filles. Director: Cèline Sciamma. Guión: Cèline Sciamma. Fotografía: Crystel Fournier. Reparto: Diabate Idrissa, Rabah Nait Oufella, Tatiana Rojo, Karidja Touré, Assa Sylla, Lindsay Karamoh, Mariétou Touré, Idrissa Diabaté, Simina Soumaré, Dielika Coulibaly, Cyril Mendy, Djibril Gueye, Binta Diop, Chance N'Guessan, Damien Chapelle, Nina Melo, Elyes Sabyani. Productora: Pyramide Distribution Duración: 112 minutos. Género: Drama. Adolescencia.
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