Luchas de ayer y de
hoy
Por Davina Santos.
"Tened cuidado con quien ponéis en vuestra lista
negra, pues puede ser ensalzado como un héroe por la próxima generación, si no
por esta" - Herbert J. Biberman
La forma de acabar con una opresión no es sustituirla por
otra. Este parece ser el mensaje de La
sal de la tierra, obra basada en un hecho real que, haciéndose eco de los
problemas que afectaron a los mineros de Nuevo México durante la década de los
50, alude directamente a la discriminación que sufrían las mujeres por parte de
sus propios maridos. Dicho esto, se trata de un filme atípico que fue dirigido
en plena caza de brujas por uno de los Diez de Hollywood, Herbert J. Biberman,
con la intención de visibilizar un conflicto del que los poderosos se
desentendían, el del despotismo “anglo” en las minas de zinc, que condenaba a
la miseria a los propios nativos. Por ello, nos encontramos con una obra de
bajo presupuesto, que se sirve de técnicas cinematográficas sencillas y que no
cuenta con unas interpretaciones que pasarán a la historia (a no ser por su
autenticidad, puesto que la mayoría de los actores eran los propios
huelguistas); pero que, sin embargo, funciona, al compartir con nosotros un
drama profundamente humano, en el que los obreros no son héroes proletarios,
sino trabajadores que no han podido disfrutar de los privilegios de la
educación pero que luchan por sus derechos y, mientras lo hacen, aprenden que
la liberación de su clase pasa también por la de la mujer. A este respecto, la
evolución de Esperanza Quintero, la coprotagonista, es más que interesante: a
través de la lucha obrera, toma conciencia de sus derechos, sin haber oído
jamás la palabra “feminismo”. En definitiva, esta película, que ahora figura en
el Archivo Nacional de la Biblioteca del Congreso de EEUU como una de las cien que
merecen ser preservadas para la posteridad, constituye todo un monumento a la
dignidad humana, además de una de las obras cumbre del realismo social más
combativo y alejado de todo dogmatismo y voluntad adoctrinadora.
PS: Para quien quiera saber más acerca del contexto de
clandestinidad en el que se rodó la película, recomiendo el visionado de Punto de mira (One of the Hoyllwood
Ten) de Karl Francis (2000),
ya que arroja luz sobre la historia de Bieberman y las condiciones de rodaje de
este filme.
Estados Unidos, 1954. T.O.: Salt of the Earth. Director: Herbert J. Biberman. Productores: Paul Jarrico. Producción: Productor: Paul Jarrico. Reparto: Juan Chacón, Will Geer, Rosaura Revueltas, Mervin Williams Fotografía: B&W. Montaje: Herbert J. Biberman .Duración: 95 minutos. Drama.
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