miércoles, 15 de abril de 2015

Cabeza borradora



Borrar, borrar y borrar
por Alba Varón.



Después de esto creo que mis pesadillas son sueños maravillosos. Quizá no la haya entendido, quizá sí. Cabeza borradora, del aclamado y odiado director David Lynch podrá no gustarte, pero no te dejará indiferente. Si lo que se proponía era hacer vomitar al espectador, conmigo casi lo consigue. Lo que no quiere decir que sea malo. Tan insensibilizada estoy ya que solo las películas con escenas verdaderamente crueles (concretando el significado de la palabra) o asquerosas (también matizando el significado) pueden revolverme el estómago. Cabeza borradora lo ha logrado. Como tengo poco tiempo para utilizar la televisión del salón, la vi alrededor de las ocho y pico de la mañana, grabada del canal TCM (arriba la publicidad al canal que tantos buenos momentos me ha dado), lo que me llevó a tener un día de mierda y a experimentar toda clase de pesadillas a lo Marilyn Manson por la noche. Después de esta preciosa película se me pasó por la cabeza ponerme a escuchar la discografía de Rammstein para terminar perturbada lo que quedaba de semana. Lo de Rammstein no era por nada, me acordé de que en la incomprendida película Corazón Salvaje, Lynch utilizaba a estos señoritos de traje y corbata para la banda sonora. Ahora todo encajaba. Si el universo de Cabeza Borradora te lleva a querer escuchar todo tipo de género industrial es por algo, porque ambas cosas te transmiten miedo. Lograr transmitir miedo es un arte. Y que me dé miedo algo solo lo logran dos cosas: los humanos y los aviones. Por eso es tan espeluznante observar cómo Lynch juega con las pesadillas humanas a ese nivel de genialidad y a modo kafkiano. Era la película preferida de Kubrick, por algo será.

La película nos ofrece un lápiz y una goma para borrar algunas partes de nuestra memoria. El deseo de omitir la voz de nuestra conciencia después de cometer un acto moralmente cuestionable. Esto es lo que desea el protagonista, borrar borrar y borrar. Eliminar de su vida ciertos momentos que jamás deberían haber sucedido. Pero no lo logra y ahí comienza su frustración. Aparecen una y otra vez sus pesadillas, pulsiones reprimidas, el dolor. Quien no sienta todo tipo de sensaciones al ver a la mujer del radiador o a ese feto tan asqueroso que a mí ni se me acerque. Porque aparte de estar asfixiándome durante todo lo que dura la película, experimenté un sentimiento de angustia espantoso cada vez que salía cualquier personaje en la pantalla. El actor que hace de Henry está genial, mirad qué ojitos pone cada vez que ve a su nene, es tremendo. Y qué decir de la música. Creo que la película no tendrá ni más de diez minutos de diálogo, pero la música actúa como un personaje más. Corrosiva, al igual que las paredes de los edificios por los que deambula Henry al comienzo, y hermética, como esa especie de planeta/luna que es su mente enferma. 

Después de ver Cabeza Borradora creo entender lo que es el infierno o, lo que es peor, que el infierno está dentro de nosotros.  


Estados Unidos, 1977. T.O. EraserheadDirector:  David Lynch. Guión: David Lynch Música: Peter Ivers.  Fotografía: Frederick Elmes. Reparto:Jack Nance, Charlotte Steward, Allen Joseph, Jeanne Bates, Judith Anna Roberts, Darwin JostonProductora: The American Film Institutess. Duración: 90 minutos. Género: Fantástico. Drama. Cine experimental. Surrealismo.


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